jueves, 12 de mayo de 2011

EL CASO DE LOS CINCO Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Ricardo Alarcón de Quesada

Cuando el 25 de abril el Gobierno de Estados Unidos rechazó la solicitud de Habeas Corpus de Gerardo Hernández Nordelo, lo hizo de modo muy categórico sin dejar margen a la duda. Washington quiere que el tribunal de Miami declare inadmisible esa petición y que lo haga sumariamente, sin convocar una audiencia para examinar sus méritos, sin escuchar a Gerardo, sin presentar las evidencias que oculta. Así responde al último recurso de un ser humano condenado a dos cadenas perpetuas más quince años.
De modo semejante Washington solicitó que sea desestimada la apelación de Antonio Guerrero y la de René González.
Son tres acciones casi simultáneas que revelan la naturaleza profundamente arbitraria e injusta del sistema norteamericano. Ocurrieron hace una semana, pero no se convirtieron en noticia, salvo alguna referencia en nuestros medios.
La dictadura mediática es, probablemente, en la actualidad el instrumento más eficaz en la política hegemónica del imperialismo. Domina ampliamente la información a escala planetaria, determina lo que la gente puede saber y bloquea con mano de acero lo que quiere encubrir.
La batalla por la liberación de nuestros Cinco compatriotas sólo podrá ganarse si comprendemos ese dato esencial del mundo de hoy y somos capaces de actuar en consecuencia.
No es casual que exista tan férrea censura. Precisamente la apelación colateral de Gerardo se fundamente en el ocultamiento de las evidencias y en la función perversa de los llamados medios de información.
Se trata de un caso del que casi nada se supo más allá de Miami. Las grandes corporaciones impusieron total silencio hacia afuera, mientras sus corresponsales en esa ciudad se unieron a medios locales de dudosa reputación para desatar una virulenta campaña contra los acusados que contribuyó a formar lo que los tres jueces de la Corte de Apelaciones describieron como una “tormenta perfecta” de prejuicios y hostilidad en la que basaron su decisión de anular el juicio.
La propia Jueza Lenard en repetidas ocasiones protestó por las acciones provocadoras que realizaban esos supuestos periodistas que creaban miedo a los miembros del Jurado quienes se sentían amenazados.
En el 2006 se supo que esos provocadores recibían pagos del gobierno norteamericano para realizar su sucia labor. Desde esa fecha varias organizaciones de Estados Unidos están reclamando a Washington que entregue los datos que esconde sobre el alcance de una conjura cuya existencia es más que suficiente para demostrar la escandalosa prevaricación de las autoridades.
Durante cinco años aquellos amigos norteamericanos han librado un esfuerzo tan noble como solitario, sobre el cual nada han reflejado los medios corporativos y poco es lo que ha trascendido a los que se consideran su alternativa.
Por eso no le resultó difícil al Gobierno mantener su obstinada posición y seguir imponiendo el secreto.
Tampoco ha encontrado obstáculos para mantener invisibles las imágenes de satélite que celosamente guarda sobre el incidente del 24 de febrero de 1996. No permitió que las vieran hace 15 años los investigadores de la Organización de Aviación Civil Internacional, se negó a presentarlas al Tribunal de Miami y ahora reitera su negativa. Tan obvia y sospechosa es su actitud de impedir que otros vean las pruebas que sólo conoce Washington que en su dilatado alegato de 123 páginas y tres anexos contra Gerardo apenas aluden al asunto en un torcido párrafo de cinco líneas.
Permítanme una breve recapitulación. Gerardo Hernández Nordelo no tuvo absolutamente nada que ver con el derribo de las avionetas el 24 de febrero de 1996. El propio Gobierno de Estados Unidos, el de W. Bush, reconoció que carecía de pruebas para sostener su acusación contra Gerardo y pidió a última hora retirarla. Lo hizo en un documento oficial, titulado “Petición de Emergencia” y que, según ellos mismos, constituía una acción sin precedentes en la historia de ese país.
Aquí está el documento fechado mayo 25 de 2001, pronto cumplirá diez años, pero él no existe para quienes se hacen llamar “medios de información”. De mi ancestro andaluz guardo cierta tendencia a la obstinación y por eso cargo con él de vez en cuando, pues los gitanos también creen en el azar. Nunca se sabe. A lo mejor un día alguien descubre que este documento existe.
Volvamos al incidente del 24 de febrero de 1996. Ningún tribunal de Estados Unidos tenía jurisdicción sobre tal hecho, salvo que hubiese ocurrido en el espacio internacional. La investigación realizada por la OACI reveló algo sorprendente. Pese a estar advertidas de antemano por su gobierno las estaciones de radar norteamericanas o no registraron el suceso u ofrecieron datos contradictorios o destruyeron esos datos. La única “prueba” suministrada por las autoridades estadounidenses es el testimonio del capitán de un navío que opera, ¿casualmente?, desde Miami.
De ahí el interés, primero de la OACI y luego de la defensa de Gerardo por las imágenes satelitales. El Gobierno norteamericano nunca negó la existencia de esas imágenes, admitió tenerlas pero lleva quince años prohibiendo que alguien más pueda verlas.
¿Cómo explicar que hayan logrado ocultarlas con éxito durante tanto tiempo? Simplemente porque su reveladora conducta nunca se ha vuelto noticia, porque han contado con la complicidad de las grandes corporaciones mediáticas, pero también, hay que decirlo, con la indolencia nuestra.
El peor enemigo de la libertad de prensa es la dictadura mediática, la que ejercen las grandes corporaciones que manipulan la información y la sustituyen por la industria del engaño.
Esa dictadura impone el menú noticioso que circula por nuestras redacciones y con él sus códigos de lenguaje e interpretación. Si queremos desarrollar un periodismo veraz, capaz de transformarse en verdadera alternativa, es preciso salirse del menú y buscar la verdad en otras fuentes. Esa es una necesidad profesional pero también un deber de solidaridad para con aquellos que, carentes de recursos, libran duras batallas en solitario. Ayudar a la articulación de sus dispersos esfuerzos es obligación de la prensa revolucionaria. Es también la mejor receta para curar la infección de aquellos códigos que circula, muchas veces inadvertida, entre nosotros.
Actuando así también pudiéramos hacer noticias. Sin inventarlas ni fabricarlas, como las que abundan en el menú que nos sirven día y noche. Sino quebrando los cerrojos que encierran verdades como las que me he permitido mencionar aquí. Seamos, en fin, como quería Julio Antonio Mella que fuésemos: “Seres pensantes, no seres conducidos”.

Texto leído como parte del discurso pronunciado el 3 de mayo de 2011 en acto convocado por la FELAP y la UPEC en ocasión del Día de la Libertad de Prensa.

POR LA VIDA Y LA VERDAD

Ricardo Alarcón de Quesada

Compañeras y compañeros:

He asistido en varias ocasiones a estos encuentros que convoca la Central de Trabajadores de Cuba. Estoy convencido de su importancia creciente para enfrentar a quienes promueven la incomunicación y el aislamiento.
Este se realiza cuando las cubanas y los cubanos estamos empeñados en salvar y hacer más eficiente y racional nuestro socialismo, la sociedad de justicia y solidaridad, el socialismo posible en Cuba, hoy. Lo hacemos en medio de los obstáculos de una agresión imperialista que no cesa y de los riesgos de vivir en un mundo en profunda crisis. La unidad patriótica, sin exclusiones, y la fuerza de la solidaridad entre todos los cubanos será la clave para vencer las dificultades y avanzar.
El año pasado me referí a ejemplos que ilustran la falta de ética en la política del Imperio y de su descomunal aparato de propaganda y desinformación. Debo decir que la situación hoy es más grave y exige de nuestra parte una lucha aún más intensa y consecuente.
Les hablé entonces del reclamo de la sociedad puertorriqueña al Presidente Obama para que instruya al FBI que entregue a la justicia informaciones que reconoció poseer pero las oculta, sobre los asesinatos de Carlos Muñiz Varela y de Santiago Mari Pesquera. Nada ha respondido la Casa Blanca y quienes asesinaron a esos jóvenes admirables siguen gozando de total impunidad.
Igual que anda suelto Luis Posada Carriles y no se esconde para anunciar desde Miami que continuará su larga carrera criminal. Estados Unidos está obligado a extraditarlo a Venezuela para que responda por la muerte de 73 personas en el avión civil que el siniestro personaje hizo estallar en pleno vuelo y si no lo hace, Washington tiene el deber inexcusable de juzgarlo por el mismo crimen en sus propios tribunales. No ha hecho ni una cosa ni la otra. Hace ya seis años que Posada Carriles disfruta de la protección y la complicidad primero de W. Bush y ahora de Barack Obama.
Hace un año les hablé de la situación de los Cinco héroes cubanos que sufren injusta y cruel prisión por luchar contra el terrorismo. Les expliqué en particular la apelación colateral, o Habeas Corpus, que se presentaría a favor de Gerardo Hernández Nordelo, un joven absolutamente inocente sobre el que pesa la bárbara sentencia de dos cadenas perpetuas más quince años.
Hace exactamente una semana, el pasado lunes 25 de abril, la Fiscalía, o sea Washington, pidió al tribunal de Miami que rechace esa moción y que lo haga sumariamente, sin conceder siquiera una audiencia para discutirla, sin que sean revisadas las nuevas evidencias y argumentos, sin permitir que Gerardo comparezca y pueda hablar. En el curso de la misma semana el Gobierno solicitó que fueran igualmente desestimados los recursos presentados por Antonio Guerrero y René González.
Ni una palabra han dicho los medios corporativos de información. Esa arbitrariedad la realiza Washington al amparo del total silencio de esos medios, a espaldas de la opinión pública.
El ocultamiento de la verdad es el arma principal que emplea para perpetuar la injusticia. Se niega a revelar las dimensiones de su complot con los medios locales de Miami que amenazaron y provocaron a los miembros del jurado y desataron una escandalosa campaña, pagada por el Gobierno, para crear una “tormenta perfecta” de hostilidad y prejuicios que llevó a la Corte de Apelaciones a anular el juicio original.
Como se ha negado a presentar las imágenes satelitales sobre el incidente del 24 de febrero de 1996 alrededor del cual giró en gran medida aquella farsa judicial. La única explicación posible a su terca oposición a mostrar tales imágenes, una tozuda negativa que dura ya quince años, es obvia: el incidente ocurrió sobre territorio cubano y por tanto el tribunal de Miami no tenía jurisdicción alguna respecto al mismo. En cualquier caso Gerardo no tuvo absolutamente nada que ver con ese incidente. Más todavía. El Gobierno de Estados Unidos reconoció oficialmente que no tenía pruebas para sostener la acusación contra Gerardo y Pidió a última hora retirarla. Está escrito aquí, en este documento de la Fiscalía fechado 25 de mayo de 2001. Un documento oficial que va a cumplir pronto diez años, pero al que jamás aluden las corporaciones que mentirosamente se hacen llamar “medios de información”.
Washington insiste en esconder las pruebas que desenmascaran su grosera prevaricación y para ello se vale de su dictadura mediática.
Es urgente levantar muy alto la denuncia y la solidaridad internacional. De gran valor ha resultado el ingente esfuerzo del Comité por la Libertad de los Cinco de Estados Unidos, y otros solidarios norteamericanos quienes han puesto al descubierto parte del contubernio de Washington con periodistas de Miami a los que pagó dadivosamente por su perversa actuación.
El movimiento internacional de solidaridad debe acompañarlos hasta vencer a un gobierno que se sostiene con la mentira e impide al pueblo norteamericano descubrir la realidad.
Los exhorto, estimados amigos, hermanas y hermanos, a redoblar esta lucha. Es una batalla por la vida y la verdad, contra el ocultamiento y la infamia. Una batalla que merece ser librada hasta la Victoria Siempre.


La Habana, Mayo 2, 2011
Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba

miércoles, 11 de mayo de 2011

Pide gobierno de EE.UU. rechazar solicitud de hábeas corpus de Gerardo Hernández Nordelo

El gobierno de Estados Unidos pidió rechazar la solicitud de hábeas corpus de Gerardo Hernández Nordelo, prisionero en cárceles de ese país hace casi 13 años, y que no se le conceda una audiencia para analizar sus argumentos y las supuestas pruebas presentadas contra él, señala una información del sitio www.antiterroristas.cu.
EL ABOGADO WEINGLASS Y GERARDO.
La petición contra Hernández, condenado a dos cadenas perpetuas y 15 años de cárcel, está contenida en un documento de 123 páginas y tres anexos, entregado al tribunal federal de Miami por la fiscal Caroline Heck Miller.
Un despacho de la agencia Prensa Latina recuerda que dicha magistrada es la principal acusadora de Hernández Nordelo, Antonio Guerrero Rodríguez, Ramón Labañino Salazar, Fernando González Llort y René González Sehwerert, sentenciados en el 2001 en un juicio lleno de irregularidades efectuado en Miami.
Añade PL que, curiosamente, la propia letrada, que expresa en el texto la posición oficial de la Casa Blanca respecto al caso, fue también quien se negó a encausar como terrorista a Luis Posada Carriles en el 2005.
El sitio digital antiterroristas.cu señaló también que el equipo de defensa de Gerardo dará su respuesta próximamente y la jueza Joan Lenard emitirá su decisión.
Igualmente resalta, como recordación al destacado abogado norteamericano recién fallecido, Leonard Weinglass, una de sus últimas declaraciones: "Lo peor que puede pasarle a alguien dentro del sistema de justicia norteamericano es estar solo. La solidaridad es necesaria para indicar que el mundo está vigilando y que la ley debe cumplirse".

Llegarán mañana diputados cubanos que vienen a reunión parlamentaria

Legisladores de México y Cuba sostendrán en Mérida la XII Reunión Interparlamentaria en la que abordarán temas para promover la solidaridad y la cooperación entre ambos países, así como el relanzamiento económico de estas naciones.


La delegación de legisladores cubanos estará encabezada por el diputado Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en tanto que la de los mexicanos por los yucatecos Jorge Carlos Ramírez Marín, en su calidad de presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, y por el senador Cleominio Zoreda Novelo, como secretario de la Mesa Directiva de la Cámara Alta.


Los diputados cubanos arribarán a Mérida mañana a las dos de la tarde y a las 18:00 horas acudirán a una recepción y cóctel de bienvenida en el hotel sede, el Hyatt Regency Mérida, donde iniciarán los trabajos a primera hora del viernes.


De acuerdo con el programa tentativo que nos proporcionó el senador Cleominio Zoreda Novelo, la ceremonia de inauguración, a la que acudirá la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco, será el viernes 13 a las 09:00 horas en el hotel sede y posteriormente comenzará la primera mesa, a las 10:00 horas con el tema “Las relaciones entre los parlamentos de México y Cuba, acciones para promover la solidaridad y la cooperación”.


De 11:00 horas a 12:30 horas se efectuará la mesa “Cambio climático y desastres naturales en el Caribe y el Golfo de México”; de 12:30 a 13:30 horas la mesa “Relanzamiento económico México y Cuba”. Las dos primeras mesas tienen intervenciones de ambos países y la tercera sólo de los mexicanos.


Por la tarde del viernes 13, de 17:00 a 18:30 horas se efectuará la mesa “La solución pacífica de los conflictos regionales entre los Estados”; y de 18:30 a 20:00 horas la de “Cooperación regional México-Cuba (Cultura, educación, salud, protección civil, turismo y migración”).


Para el sábado está previsto de 10:00 a 11:00 horas la mesa “Integración latinoamericana, una visión a la situación del Caribe”, expuesto por los cubanos. De 11:00 a 11:30 horas la mesa “Información sobre reciente celebración del Congreso del Partido Comunista de Cuba”.


De 11:30 a 12:30 del sábado se espera la clausura y las conclusiones.


La delegación cubana que vendrá a la XII Reunión Interparlamentaria México-Cuba está integrada por los diputados Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Ramón Pez Ferro, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Osvaldo Martínez Martínez, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular y director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial; Leonardo Eugenio Martínez López, presidente de la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular; y Rebeca González Fernández, secretaria de la Comisión de Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular.


Asimismo, participarán el embajador de Cuba en México, Manuel F. Aguilera de la Paz; Miguel Álvarez Sánchez, asesor del presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Silvia Lozano Ferrer, funcionaria responsable de América Latina en la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Jesús Manuel García Rodríguez, Cónsul General de Cuba en Mérida; Eduardo Torres Zamora, ayudante personal del presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.


Por la Cámara de Diputados de México estarán Ramírez Marín, y los legisladores del PRI, Beatriz Paredes Rangel, Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa, Rolando Rodrigo Zapata Bello, y del PAN, Tomás Gutiérrez Ramírez.


Asimismo, participarán los diputados del PAN, Daniel Gabriel Ávila Ruiz, Guadalupe Eduardo Robles Medina; del PRD, Martín García Avilés, José Luis Jaime Correa; del PVEM, Eduardo Ledesma Romo, por el PT, Pedro Vázquez González, por Convergencia, Víctor Hugo Círigo Vázquez y por Nueva Alianza, Elsa María Martínez Peña.


Por el Senado de la República acudirán Zoreda Novelo y Carlos Sotelo (PRD), Ricardo Fidel Pacheco Rodríguez, César Leal Angulo (PAN), Angel Díaz Caneja, Gabriela Ruiz de Alarcón, Lodovina Menchaca por el PVEM, Alcibíades García Lizalde y Ricardo Monreal por el PT.


Asimismo, está previsto que en un momento dado entre reunión y reunión los diputados cubanos visiten el Palacio de Gobierno y el Ayuntamiento de Mérida en horarios aún por confirmar.


(Rafael Gómez Chi) Por Esto! 11 de mayo de 2011
Reflexiones del compañero Fidel
EL ASESINATO DE OSAMA BIN LADEN


Los que se ocupan de estos temas conocen que, el 11 de septiembre de 2001, nuestro pueblo se solidarizó con el de Estados Unidos y brindó la modesta cooperación que en el campo de la salud podíamos ofrecer a las victimas del brutal atentado a las Torres Gemelas de Nueva York.


Ofrecimos también de inmediato las pistas aéreas de nuestro país para los aviones norteamericanos que no tuvieran dónde aterrizar, dado el caos reinante en las primeras horas después de aquel golpe.


Es conocida la posición histórica de la Revolución Cubana que se opuso siempre a las acciones que pusieran en peligro la vida de civiles.


Partidarios decididos de la lucha armada contra la tiranía batistiana; éramos, en cambio, opuestos por principios a todo acto terrorista que condujera a la muerte de personas inocentes. Tal conducta, mantenida a lo largo de más de medio siglo, nos otorga el derecho a expresar un punto de vista sobre el delicado tema.


En acto público masivo efectuado en la Ciudad Deportiva expresé aquel día la convicción de que el terrorismo internacional jamás se resolvería mediante la violencia y la guerra.


Fue por cierto, durante años, amigo de Estados Unidos que lo entrenó militarmente, y adversario de la URSS y del socialismo, pero cualquiera que fuesen los actos atribuidos a Bin Laden, el asesinato de un ser humano desarmado y rodeado de familiares constituye un hecho aborrecible. Aparentemente eso es lo que hizo el gobierno de la nación más poderosa que existió nunca.


El discurso elaborado con esmero por Obama para anunciar la muerte de Bin Laden afirma: “…sabemos que las peores imágenes son aquellas que fueron invisibles para el mundo. El asiento vacío en la mesa. Los niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre. Los padres que nunca volverán a sentir el abrazo de un hijo. Cerca de 3 000 ciudadanos se marcharon lejos de nosotros, dejando un enorme agujero en nuestros corazones.”


Ese párrafo encierra una dramática verdad, pero no puede impedir que las personas honestas recuerden las guerras injustas desatadas por Estados Unidos en Iraq y Afganistán, a los cientos de miles de niños que se vieron forzados a crecer sin su madre o su padre y a los padres que nunca volverían a sentir el abrazo de un hijo.


Millones de ciudadanos se marcharon lejos de sus pueblos en Iraq, Afganistán, Vietnam, Laos, Cambodia, Cuba y otros muchos países del mundo.


De la mente de cientos de millones de personas no se han borrado tampoco las horribles imágenes de seres humanos que en Guantánamo, territorio ocupado de Cuba, desfilan silenciosamente sometidos durante meses e incluso años a insufribles y enloquecedoras torturas; son personas secuestradas y transportadas a cárceles secretas con la complicidad hipócrita de sociedades supuestamente civilizadas.


Obama no tiene forma de ocultar que Osama fue ejecutado en presencia de sus hijos y esposas, ahora en poder de las autoridades de Pakistán, un país musulmán de casi 200 millones de habitantes, cuyas leyes han sido violadas, su dignidad nacional ofendida, y sus tradiciones religiosas ultrajadas.


¿Cómo impedirá ahora que las mujeres y los hijos de la persona ejecutada sin Ley ni juicio expliquen lo ocurrido, y las imágenes sean transmitidas al mundo?


El 28 de enero de 2002, el periodista de la CBS Dan Rather, difundió por esa emisora de televisión que el 10 de septiembre de 2001, un día antes de los atentados al World Trade Center y al Pentágono, Osama Bin Laden fue sometido a una diálisis del riñón en un hospital militar de Pakistán. No estaba en condiciones de ocultarse y protegerse en profundas cavernas.


Asesinarlo y enviarlo a las profundidades del mar demuestra temor e inseguridad, lo convierten en un personaje mucho más peligroso.


La propia opinión pública de Estados Unidos, después de la euforia inicial, terminará criticando los métodos que, lejos de proteger a los ciudadanos, terminan multiplicando los sentimientos de odio y venganza contra ellos.


Fidel Castro Ruz
Mayo 4 de 2011
8 y 34 p.m.
Reflexiones del compañero Fidel
Un fuego que puede quemar a todos.


Se puede estar o no de acuerdo con las ideas políticas de Gaddafi, pero la existencia de Libia como Estado independiente y miembro de las Naciones Unidas nadie tiene derecho a cuestionarlo.


Todavía el mundo no ha llegado a lo que, desde mi punto de vista, constituye hoy una cuestión elemental para la supervivencia de nuestra especie: el acceso de todos los pueblos a los recursos materiales de este planeta. No existe otro en el Sistema Solar que posea las más elementales condiciones de la vida que conocemos.


Los propios Estados Unidos trataron siempre de ser un crisol de todas las razas, todos los credos y todas las naciones: blancas, negras, amarillas, indias y mestizas, sin otras diferencias que no fuesen las de amos y esclavos, ricos y pobres; pero todo dentro de los límites de la frontera: al norte, Canadá; al sur, México; al este, el Atlántico y al oeste, el Pacífico. Alaska, Puerto Rico y Hawai eran simples accidentes históricos.


Lo complicado del asunto es que no se trata de un noble deseo de los que luchan por un mundo mejor, lo cual es tan digno de respeto como las creencias religiosas de los pueblos. Bastarían unos cuantos tipos de isótopos radiactivos que emanaran del uranio enriquecido consumido por las plantas electronucleares en cantidades relativamente pequeñas ─ya que no existen en la naturaleza─ para poner fin a la frágil existencia de nuestra especie. Mantener esos residuos en volúmenes crecientes, bajo sarcófagos de hormigón y acero, es uno de los mayores desafíos de la tecnología.


Hechos como el accidente de Chernóbil o el terremoto de Japón han puesto en evidencia esos mortales riesgos.


El tema que deseo abordar hoy no es ese, sino el asombro con que observé ayer, a través del programa Dossier de Walter Martínez, en la televisión venezolana, las imágenes fílmicas de la reunión entre el jefe del Departamento de Defensa, Robert Gates, y el Ministro de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, que visitó Estados Unidos para discutir la criminal guerra desatada por la OTAN contra Libia. Era algo difícil de creer, el Ministro inglés ganó el “Oscar”; era un manojo de nervios, estaba tenso, hablaba como un loco, daba la impresión de que escupía las palabras.


Desde luego, primero llegó a la entrada de El Pentágono donde Gates lo esperaba sonriente. Las banderas de ambos países, la del antiguo imperio colonial británico y la de su hijastro, el imperio de Estados Unidos, flameaban en lo alto de ambos lados mientras se entonaban los himnos. La mano derecha sobre el pecho, el saludo militar riguroso y solemne de la ceremonia del país huésped. Fue el acto inicial. Penetraron después los dos ministros en el edificio norteamericano de la Defensa. Se supone que hablaron largamente por las imágenes que vi cuando regresaban cada uno con un discurso en sus manos, sin dudas, previamente elaborado.


El marco de todo el escenario lo constituía el personal uniformado. Desde el ángulo izquierdo se veía un joven militar alto, flaco, al parecer pelirrojo, cabeza rapada, gorra con visera negra embutida casi hasta el cuello, presentando fusil con bayoneta, que no parpadeaba ni se le veía respirar, como estampa de un soldado dispuesto a disparar una bala del fusil o un cohete nuclear con la capacidad destructiva de 100 mil toneladas de TNT. Gates habló con la sonrisa y naturalidad de un dueño. El inglés, en cambio, lo hizo de la forma que expliqué.


Pocas veces vi algo más horrible; exhibía odio, frustración, furia y un lenguaje amenazante contra el líder libio, exigiendo su rendición incondicional. Se le veía indignado porque los aviones de la poderosa OTAN no habían podido doblegar en 72 horas la resistencia libia.


Nada más le faltaba exclamar: “lágrimas, sudor y sangre”, como Winston Churchill cuando calculaba el precio a pagar por su país en la lucha contra los aviones nazis. En este caso el papel nazifascista lo está haciendo la OTAN con sus miles de misiones de bombardeo con los aviones más modernos que ha conocido el mundo.


El colmo ha sido la decisión del Gobierno de Estados Unidos autorizando el empleo de los aviones sin piloto para matar hombres, mujeres y niños libios, como en Afganistán, a miles de kilómetros de Europa Occidental, pero esta vez contra un pueblo árabe y africano, ante los ojos de cientos de millones de europeos y nada menos que en nombre de la Organización de Naciones Unidas.


El Primer Ministro de Rusia, Vladimir Putin, declaró ayer que esos actos de guerra eran ilegales y rebasaban el marco de los acuerdos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.


Los groseros ataques contra el pueblo libio que adquieren un carácter nazifascista pueden ser utilizados contra cualquier pueblo del Tercer Mundo.


Realmente me asombra la resistencia que Libia ha ofrecido.


Ahora esa belicosa organización depende de Gaddafi. Si resiste y no acata sus exigencias, pasará a la historia como uno de los grandes personajes de los países árabes.


¡La OTAN atiza un fuego que puede quemar a todos!


Fidel Castro Ruz
Abril 27 de 2011
7 y 34 p.m.