martes, 11 de septiembre de 2012

Mérida: Jornada por la liberación de los Cinco


Estimados amigos:

Atentamente les hacemos una cordial invitación a la Jornada de Solidaridad con los Cinco Héroes Cubanos, que el Comité Yucateco de Solidaridad con los Cinco y el Consulado Cubano, han organizado para reclamar la liberación de los cubanos luchadores antiterroristas presos en Estados Unidos hace 14 años.

La actividad se realizará el próximo miércoles 12 de septiembre a las 19:30 horas en el Centro Cultural “José Martí”, cito en el Parque de Las Américas de Mérida, Yucatán.

Programa:

1. Bienvenida


2. Palabras del Dr. Gilberto Balam Pereira Presidente del Comité Yucateco de Solidaridad con los Cinco Cubanos Presos en Estados Unidos

3. Proyección del documental Que el verdadero terrorista por favor se ponga de pie de Saul Landau
4. Palabras del Cónsul de la República de Cuba para los Estados de la Península Jesús Manuel García Rodríguez
5. Despedida
Comité Yucateco de Solidaridad con los Cinco Presos Cubanos en Estados Unidos

Un reto al periodismo II


Ricardo Alarcón Quezada

La gran ironía del caso de los Cinco parece ser su relación con los medios de comunicación.

En Miami el caso tuvo una cobertura desmesurada y los “periodistas” y medios locales fueron instrumentos claves para crear un ambiente de odio irracional que condicionaría un resultado preestablecido por el Gobierno. Los supuestos profesionales de la prensa distorsionaron los hechos, mintieron y fabricaron una imagen que mostraba a los acusados como amenazas inminentes para la comunidad. En su condición de asalariados encubiertos del Gobierno los tales “periodistas” cumplieron con lo que orientó quien les pagaba.

Coordinaron su actividad con la Fiscalía y con los grupos terroristas desde la fase de selección del jurado y lo hicieron especialmente para introducir, más de siete meses después del arresto, una nueva y totalmente inventada acusación de “conspiración para cometer asesinato”. Alrededor de esta infame calumnia giró la mayor parte del juicio y de la atención mediática. El jurado se vio asediado constantemente por entrevistas y conferencias de prensa de colegas y familiares de las víctimas, realizadas ante ellos a la entrada y a la salida del tribunal. Después volverían a encontrarlos en sus casas por la radio y la televisión. En sus propios hogares podían además verse a sí mismos perseguidos por cámaras y micrófonos cuando abandonaban la sede de la Corte.

Más allá de Miami el proceso de los Cinco no atrajo el interés de las grandes corporaciones de la información. Del caso no se habló en los despachos de las agencias cablegráficas, no apareció en las publicaciones impresas ni en la radio y la televisión fuera de la Florida. No encontró espacio una sola vez ni en los canales de televisión dedicados exclusivamente a los tribunales que transmiten veinticuatro horas diarias en Estados Unidos.

¿Cómo explicar ese desinterés? Era, entonces, el juicio más prolongado en la historia de Estados Unidos; en él comparecieron, como testigos, generales, coroneles y altos oficiales y expertos militares, un almirante y un asesor del Presidente de la República; desfilaron ante la Corte connotados terroristas, que se identificaron como tales, algunos ostentando indumentaria guerrera¸ se trataba de un pleito que implicaba las relaciones internacionales y cuestiones vinculadas, real o supuestamente, con la seguridad nacional y el terrorismo, tópicos predilectos de los grandes medios. Pero nadie dijo nada más allá de la prensa local, para el resto de la gente el juicio sencillamente no existió.

Ignoraron el tema fuera de Miami, aunque sus corresponsales y emisoras filiales en ese lugar lo reportaron todos los días y participaron con entusiasmo en el frenesí mediático que inundó la ciudad.

La férrea censura impuesta a este caso permitió la asombrosa impunidad con la que las autoridades protegieron a los terroristas y castigaron injusta y cruelmente a cinco hombres que los enfrentaron heroicamente, desarmados, sin emplear la violencia, sin hacer daño a nadie. La Fiscalía nunca escondió que ese era su propósito. Lo dijo con todas las letras, muchas veces, como consta en las actas del proceso, sin preocupación alguna porque confiaba en el riguroso silencio de los grandes medios, porque sabía que el público normalmente no lee las transcripciones oficiales ni asiste a las sesiones del tribunal y se entera de lo que allí ocurre por las versiones periodísticas.

Los jurados, por su parte, veían cada día, durante más de medio año, cómo en la sala del tribunal los fiscales charlaban amistosamente con testigos que alardeaban de su militancia violenta y su trayectoria terrorista, escuchaban las encendidas arengas de unos y las amenazantes peroratas de los otros.

Al regresar a casa con sus familias y sus vecinos, las mismas imágenes los acosaban. Eran rostros y voces conocidas.

Poco antes habían surgido por los mismos medios cuando secuestraron a un niño de seis años, Elián González, desafiaron al Gobierno federal y a sus jueces, crearon el caos en la ciudad y amenazaron con incendiarla. Recordaban que nadie fue castigado ni enviado ante ningún tribunal. Los jurados, habían sido testigos de aquella insólita impunidad y temían que se repitiese y se volviera ahora contra ellos si no entregaban el veredicto exigido por la turba y así lo habían confesado muchas veces cuando se les entrevistó durante el proceso de selección del jurado. Tenían miedo.

Y el miedo aumentó después, según pasaban aquellos largos meses y crecía, cada vez, más cuando los “periodistas” los perseguían con sus luces y sus micrófonos. Muchas veces se quejaron y la Jueza les dio la razón. Pero todo siguió igual.

Los fiscales, por su parte, les repetían hasta el cansancio que ellos, los jurados, tenían una grave responsabilidad, de ellos dependía, nada más y nada menos, que la supervivencia de los Estados Unidos y de esa comunidad que los estaba mirando.

Tenían miedo y se sentían abandonados. Ni una sola voz se alzó en los medios locales para defenderlos y llamar al sosiego y la prudencia. Querían sobre todo terminar con aquel maldito juicio, regresar a casa y ser olvidados.

Les tomó poco tiempo decidirse. El juicio más largo de la Historia concluyó con el veredicto más rápido. Pero eso, tampoco fue noticia.

Un “asesinato” fabricado


El 24 de febrero de 1996 se produjo un lamentable incidente frente al Malecón habanero. Dos avionetas pertenecientes a un grupo terrorista de Miami fueron derribadas por la defensa antiaérea cuando violaron el territorio nacional de Cuba. Decenas de violaciones semejantes habían ocurrido en el último año y el Gobierno había advertido públicamente que no toleraría su repetición.

El hecho agravó seriamente las tensiones entre Estados Unidos y Cuba y fue objeto de intensos debates en la Organización de Aviación Civil Internacional y el Consejo de Seguridad de la ONU.

El 7 de mayo de 1999 - luego que habían pasado tres años y más de dos meses - el gobierno de Estados Unidos, de modo irresponsable y caprichoso, utilizó el incidente y lo convirtió en el Cargo 3 (Conspiración para cometer asesinato) formulado sólo contra Gerardo Hernández Nordelo.

El Cargo 3 concentró casi completamente el proceso de los Cinco. A esta acusación dedicó el Tribunal la mayoría de sus sesiones, expertos y testigos. En la sala de la Corte estuvieron presentes todos los días los familiares de los que perdieron la vida el 24 de febrero de 1996 quienes hacían demostraciones públicas y daban conferencias de prensa allí mismo frente a los miembros del jurado.

El tema fue el eje central de la campaña mediática. Sobre él se produjeron miles de artículos y comentarios en la prensa escrita y en las emisoras de radio y televisión.

Curiosamente los medios le prestaron gran atención al Cargo 3 antes de que éste existiera. Puede afirmarse sin la menor duda que la acusación fue resultado de una conspiración entre el Gobierno y los grupos terroristas responsables de aquel suceso en la que los “periodistas” pagados por el Gobierno tuvieron un papel decisivo.

En septiembre de 1998 cuando el FBI apresó a los Cinco, la Fiscalía presentó los cargos de los que eran acusados. Allí no estaba el Cargo 3, no se hacía referencia alguna a incidentes aéreos o avionetas derribadas ni a nada por el estilo. La acusación contra Gerardo fue agregada más de siete meses después cuando él y sus compañeros estaban en confinamiento solitario, aislados del mundo, en su primera visita al “Hueco” que duró 17 meses.

Una revisión de la prensa de Miami entre septiembre de 1998 y mayo de 1999 permite comprobar la afirmación anterior. Se pueden encontrar numerosas declaraciones de dirigentes de grupos terroristas, ampliamente difundidas y amplificadas por los “periodistas”, pidiéndole al Gobierno que agregase la nueva acusación. Entre otras cosas, puede leerse la información, profusamente desplegada, acerca de reuniones entre los fiscales y los terroristas de las que surgiría la llamada “Segunda Acta Acusatoria”, que sustituiría a la anterior incorporando el Cargo 3.

La lectura de ambos documentos de la Fiscalía haría que cualquier periodista medianamente serio se sorprendiera y sintiera la obligación de averiguar. Según esos documentos el FBI había logrado descubrir quién era realmente y qué hacía en Estados Unidos Gerardo Hernández Nordelo, por lo menos, desde 1994, más de dos años antes del incidente de 1996. Habían conseguido descifrar sus comunicaciones con La Habana, sabían lo que hacía y lo que se le instruía hacer. Por eso no actuaron contra Gerardo y sus compañeros, porque les constaba que su trabajo no era en absoluto perjudicial para Estados Unidos ni para el pueblo norteamericano.

Sabían también que Gerardo nada tenía que ver con los sucesos de 1996. En aquellos días fue grande el alboroto, no sólo en Miami sino también en Washington. Bill Clinton, quien era el Presidente, ha escrito que entonces se le propuso incluso un ataque militar contra Cuba. Los más agresivos grupos del Sur de la Florida vociferaban día y noche reclamando guerra. El contubernio de esos grupos con el FBI local es archiconocido. ¿Puede alguien creer que no habrían hecho nada contra el “culpable” por el derribo de las avionetas? ¿Qué no hubieran actuado contra él si lo hubiesen tenido allí mismo, y controlado por el FBI, en Miami?

¿Y Cuba? Ninguna de las comunicaciones entre La Habana y Gerardo, que posee el FBI y fueron presentadas en el juicio, sugieren siquiera que existiese la menor preocupación por su seguridad y por protegerlo frente a los riesgos que enfrentaría si él hubiese tenido alguna participación en aquel incidente. Gerardo continuó su labor en Miami durante casi tres años más. Vino a Cuba de vacaciones y a nadie se le ocurrió que aquí se quedase para proteger su vida.

Cuando lo detuvieron en septiembre de 1998 no lo acusaron de nada relacionado con lo ocurrido en 1996 por la sencilla razón de que el FBI conocía, por lo menos desde 1994, lo que hacía Gerardo y sabía, por tanto, que él no tuvo relación alguna con aquella desgracia.

Sin embargo en 1999 se aparecieron con la increíble calumnia de acusarlo por participar en un asesinato en primer grado - con premeditación y alevosía - y lo hicieron - el FBI, o sea, el Gobierno - para satisfacer los deseos de la mafia terrorista y sus corifeos en los medios que eran, a su vez, asalariados del Gobierno.

Tan endeble era esa acusación que la propia Fiscalía reconoció después que no la podía probar y pidió retirarla, algo que hubiera sido noticia de primera plana si se tratase de otro caso y no el de los Cinco.

Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores


La Revolución cubana tiene un compromiso histórico con la paz en Colombia y con los esfuerzos encaminados a poner fin al conflicto político, social y militar de ese país hermano de América Latina y el Caribe.

El Gobierno de Cuba ha hecho esfuerzos discretos y constructivos para ayudar a la búsqueda de una solución negociada, respondiendo siempre a una solicitud de las partes involucradas y sin influir en lo más mínimo en sus respectivas posiciones.

En el curso de más de un año, por solicitud expresa del Gobierno de Colombia y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP), y respetando celosamente el compromiso de confidencialidad acordado, el Gobierno cubano ha brindado su colaboración y apoyo para celebrar conversaciones exploratorias conducentes a un proceso de paz, a la vez que ha participado como garante en las deliberaciones. Por solicitud de ambas partes, también ha servido de garante, junto a los Gobiernos de Noruega y de Venezuela, para el traslado a Cuba de representantes de las FARC-EP.

Como fruto de las conversaciones exploratorias celebradas en La Habana desde el 23 de febrero de 2012 y conforme han declarado las partes, se ha abierto un proceso de diálogo comprometido con la paz y con la solución del conflicto histórico en Colombia, el cual Cuba respalda, consciente de la importancia que tiene para el pueblo colombiano y de su trascendencia para América Latina y el Caribe. El Gobierno cubano continuará prestando su ayuda solidaria y sus buenos oficios a favor de este esfuerzo, en la medida en que el Gobierno de Colombia y las FARC-EP así lo soliciten.

La Habana, 4 de septiembre de 2012

(Cubaminrex)

Fidel, solo contra el mundo


“… ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria.
Y la disyuntiva de nuestra sería ¡patria o muerte!”…


Por Betzy Mariana Mijares


A Fidel Castro nunca lo quiso Washington: fue mal visto desde el asalto a La Moncada en 1953.

Se supo entonces que Batista no resistiría y se incrementó la presencia de “asesores” en La Habana.

Castro Ruz era visto como un personaje petulante, pagado de sí mismo con quien no podrían negociar y mucho menos corromper.

Ike, la mano que mece la cuna

Eisenhower lo trató con desprecio cuando el cubano viajó a Washington, se rehusó a recibirlo bajo el pretexto de que tenía un importante partido de golf y mandó al vicepresidente Richard M. Nixon a dialogar con el invitado.

La aprobación de la primera Ley de Reforma Agraria afectó seriamente intereses de propietarios cubanos y de estadounidenses.

Desde finales de octubre de 1959 el presidente estadounidense Dwight Eisenhower aprueba diversas medidas propuestas por el Departamento de Estado y la CIA para emprender acciones encubiertas contra Cuba, que incluyen ataques piratas aéreos y navales, y la promoción y apoyo directo a las organizaciones contrarrevolucionarias dentro de Cuba.

Incluso se elabora una solución ejecutiva para asesinar a Castro.

El 28 de octubre de 1959 muere Camilo Cienfuegos en un accidente aéreo al regresar a la capital desde Camagüey, tras el encarcelamiento del Comandante Huber Matos (jefe del regimiento militar de la provincia) y que había sido acusado de participar en un levantamiento sedicioso.

En febrero de 1960 el viceprimer ministro soviético Anastás Mikoyán visita Cuba y concede un crédito de cien millones de dólares, además de firmar tratados para la compra de azúcar y la venta de petróleo.

En esta época Castro recibe la visita de los filósofos franceses Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.

El 4 de marzo de 1960 se produce en La Habana la explosión del vapor francés La Coubre, que transportaba armas hacia la isla. El sabotaje provoca, mediante una doble explosión, un saldo de ciento un muertos y más de doscientos heridos. Al día siguiente, en el sepelio de las víctimas, Fidel Castro pronuncia por primera vez la consigna con la que suele finalizar sus discursos:

“Y sin inmutarnos por las amenazas, sin inmutarnos por las maniobras, recordando que un día nosotros fuimos 12 hombres solamente y que, comparada aquella fuerza nuestra con la fuerza de la tiranía, nuestra fuerza era tan pequeña y tan insignificante, que nadie habría creído posible resistir; sin embargo, nosotros creíamos que resistíamos entonces, como creemos hoy que resistimos a cualquier agresión. Y no sólo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Sólo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva de nuestra sería patria o muerte”.

El 17 de marzo de 1960, el presidente Eisenhower ordena la preparación de hombres para invadir la isla.

El 8 de mayo Castro ordena reanudar las relaciones diplomáticas con la URSS, interrumpidas por Batista en 1952.

El 29 de junio de 1960, el gobierno cubano confisca las refinerías de Texas Oil Company, Shell y Exxon, tras negarse a procesar el petróleo soviético.

El 6 de julio, el presidente de Estados Unidos decreta rebaja de 700 mil toneladas de azúcar de la cuota cubana en el mercado de ese país. Dos días más tarde, el senado estadounidense faculta al presidente Eisenhower para suspender todo tipo de ayuda a países que confiscaran propiedades estadounidenses.

Como reacción, el Consejo de Ministros cubano acuerda otorgar poderes al presidente de la República y al primer ministro para confiscar las propiedades estadounidenses.

El 6 de agosto, en el estadio del Cerro (hoy Latinoamericano), Castro anuncia la confiscación de gran número de empresas estadounidenses, incluyendo las refinerías de petróleo, 36 centrales azucareros y las compañías de teléfonos y electricidad.

Impacto del bloqueo

Se estima que el impacto del bloqueo en la sociedad cubana genera en pérdidas directas e indirectas más de 72 mil millones de dólares, y los daños directos ocasionados a objetivos económicos y sociales del país por los sabotajes y acciones terroristas ascienden a 54 mil millones de dólares, de acuerdo a fuentes diplomáticas.

Uno de los sectores que se ha visto afectado a raíz del embargo es el sector salud, sobre todo por la adquisición de sustancias para la elaboración de equipo médico y fármacos.

El bloqueo comercial a la isla dio origen a un duelo de poder por la posición estratégica que representaba Cuba, que se encontraba en el patio trasero de Estados Unidos, a tiro de piedra de Florida con la posibilidad de acantonar una base militar soviética que incluyera arsenal nuclear, lo que desencadenó la Guerra Fría, el presidente John F. Kennedy amplió las medidas tomadas por Eisenhower mediante una orden ejecutiva, ampliando las restricciones comerciales el 7 de febrero y de nuevo el 23 de marzo de 1962.

Durante la posterior crisis de los misiles de Cuba, Kennedy implantó restricciones en los viajes a Cuba el 8 de febrero de 1963, y se emitieron las Regulaciones para el Control de los Recursos Cubanos (Cuban Assets Control Regulations en inglés) el 8 de julio de ese mismo año, bajo la Ley de Comercio con el Enemigo como respuesta al hospedaje de misiles en Cuba. Bajo esas medidas, los activos cubanos en Estados Unidos fueron congelados.

La Organización de Estados Americanos impuso sanciones multilaterales a Cuba el 26 de julio de 1964, que fueron levantadas el 29 de julio de 1975.

Pero casi luego de 30 años, Estados Unidos reforzó el bloqueo en octubre de 1992 por la Ley de Democracia Cubana (popularmente la ley Torricelli) y en 1996 por la Ley para la Libertad Cubana y la Solidaridad Democrática (Ley Helms-Burton).

En 1999, el presidente Bill Clinton amplió el embargo comercial prohibiendo a las filiales extranjeras de compañías estadounidenses comerciar con Cuba por valores superiores 700 millones de dólares anuales.

Para el gobierno cubano el embargo ha generado capacidad de resistencia para las crisis y adversidades para su país, pero los hechos y carencias en cuanto a insumos que se requiere para mantener el desarrollo de la medicina y la salud revelan lo contrario.

Las víctimas inocentes del bloqueo

La población más dañada son los niños de Cuba que padecen enfermedades crónicas como el cáncer, por ejemplo, el Instituto de Oncología y Radiobiología está imposibilitado de emplear placas de Yodo Radiactivo en el tratamiento a infantes que padecen del tumor retinoblastoma (tumor congénito que crece en la retina) al no poder adquirir dichas placas dado que sólo pueden ser compradas en los Estados Unidos.

Esta tecnología es mayormente utilizada en el tratamiento de niños, dado que permite tratar el tumor de la retina, conservando la visión del ojo afectado y la estética del rostro. Ante esta carencia, la única alternativa es la extirpación del ojo y en una parte de los casos la extirpación de ambos órganos, procedimiento que además de invasivo, acarrea serias limitaciones para la vida.

La atención a enfermedades del corazón se ve disminuida en la falta de materiales apropiados para niños como sondas vesicales y traqueales de mayor calidad, catéteres y stents, entre otros; para la realización de diferentes técnicas quirúrgicas por no poder adquirirlas en el mercado de los Estados Unidos, por tanto, institutos como el Cardiocentro Pediátrico “William Soler” que fue incluido en el año 2007 por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en la categoría de “Hospital Denegado”, a los que se les imponen condiciones para la venta de productos y se les niega la adquisición de estos, si no cumple con las exigencias planteadas, no son candidatos para la compra de dichos insumos.

El dispositivo Amplatzer de fabricación estadounidense, elaborado a partir de materiales especiales para evitar el rechazo orgánico, es otra carencia. Este dispositivo es utilizado para el cierre percutáneo de la comunicación interauricular, (cierra la abertura defectuosa entre las arterias aorta y pulmonar, procedimiento conocido como cateterismo intervencionista) que evita la cirugía a corazón abierto, intervención que además de riesgosa, requiere de cuidado intensivo y una recuperación de tres semanas.

Sobre los males hepáticos, se afectó el programa para la atención a los niños que necesitan transplante de hígado, por la falta de respuesta de los Laboratorios Abbot para la adquisición del equipo dosificador del inmunosupresor Tracolimus (FK506), producido únicamente por ese laboratorio, y que es imprescindible para vigilar los niveles sanguíneos, cuyas variaciones pueden traer complicaciones por infecciones y tumores secundarios.

Afectaciones en la docencia y en las investigaciones

Si bien es cierto que los médicos cubanos gozan de fama mundial por su nivel de preparación en varios campos de la medicina, hay rubros que se han dejado de lado.

Por ejemplo se han denegado las licencias a organizaciones no gubernamentales que brindan colaboración a Cuba con el envío de recursos destinados a las investigaciones y la docencia, lo que provoca afectaciones al intercambio científico.

Además se ha obstaculizado la participación de funcionarios y científicos cubanos en reuniones y eventos científicos internacionales al no otorgárseles el visado para la entrada a los Estados Unidos.

Entre mayo de 2009 y abril de 2010, las afectaciones al sector de la salud pública ascendieron a 15 millones 200 mil dólares.

Los daños económicos se deben fundamentalmente a la necesidad de adquirir medicamentos, reactivos, piezas de repuestos para equipos médicos, instrumental y otros insumos en mercados alejados y en muchas ocasiones con el uso de intermediarios, lo que trae aparejado el incremento de los precios.

A lo anterior se añade el sufrimiento y desesperación que esta situación provoca en los pacientes y sus familiares, al no poder contar con el medicamento idóneo para la atención de una enfermedad y en muchas ocasiones en el momento necesario para salvar una vida. Este dolor no podrá jamás ser cuantificado.

Como se puede observar, el recrudecimiento del bloqueo ha incidido de forma negativa en el sector salud, por tanto es necesario que los países pugnen porque se quite el embargo económico a Cuba que en un mundo comercialmente dinámico, resulta obsoleto.

Agosto 15, 2012

86 años de Fidel

Argonmexico / LA HABANA, Cuba.- Su devoción por la palabra. Su poder de seducción. Va a buscar los problemas donde estén. Los ímpetus de la inspiración son propios de su estilo. Los libros reflejan muy bien la amplitud de sus gustos. Dejó de fumar para tener la autoridad moral para combatir el tabaquismo. Le gusta preparar las recetas de cocina con una especie de fervor científico. Se mantiene en excelentes condiciones físicas con varias horas de gimnasia diaria y de natación frecuente. Paciencia invencible. Disciplina férrea. La fuerza de la imaginación lo arrastra a los imprevistos. Tan importante como aprender a trabajar es aprender a descansar.

Fatigado de conversar, descansa conversando. Escribe bien y le gusta hacerlo. El mayor estímulo de su vida es la emoción al riesgo. La tribuna de improvisador parece ser su medio ecológico perfecto. Empieza siempre con voz casi inaudible, con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno, palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante, que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo. Es el antidogmático por excelencia.

José Martí es su autor de cabecera y ha tenido el talento de incorporar su ideario al torrente sanguíneo de una revolución marxista. La esencia de su propio pensamiento podría estar en la certidumbre de que hacer trabajo de masas es fundamentalmente ocuparse de los individuos.

Esto podría explicar su confianza absoluta en el contacto directo. Tiene un idioma para cada ocasión y un modo distinto de persuasión según los distintos interlocutores. Sabe situarse en el nivel de cada uno y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio. Una cosa se sabe con seguridad: esté donde esté, como esté y con quien esté, Fidel Castro está allí para ganar.

Su actitud ante la derrota, aun en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite, y no tiene un minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria. Nadie puede ser más obsesivo que él cuando se ha propuesto llegar a fondo a cualquier cosa. No hay un proyecto colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada. Y en especial si tiene que enfrentarse a la adversidad. Nunca como entonces parece de mejor talante, de mejor humor. Alguien que cree conocerlo bien le dijo: Las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante.

Las reiteraciones son uno de sus modos de trabajar. Ej.: El tema de la deuda externa de América Latina, había aparecido por primera vez en sus conversaciones desde hacía unos dos años, y había ido evolucionando, ramificándose, profundizándose. Lo primero que dijo, como una simple conclusión aritmética, era que la deuda era impagable. Después aparecieron los hallazgos escalonados: Las repercusiones de la deuda en la economía de los países, su impacto político y social, su influencia decisiva en las relaciones internacionales, su importancia providencial para una política unitaria de América Latina… hasta lograr una visión totalizadora, la que expuso en una reunión internacional convocada al efecto y que el tiempo se ha encargado de demostrar.

Su más rara virtud de político es esa facultad de vislumbrar la evolución de un hecho hasta sus consecuencias remotas… pero esa facultad no la ejerce por iluminación, sino como resultado de un raciocinio arduo y tenaz. Su auxiliar supremo es la memoria y la usa hasta el abuso para sustentar discursos o charlas privadas con raciocinios abrumadores y operaciones aritméticas de una rapidez increíble.

Requiere el auxilio de una información incesante, bien masticada y digerida. Su tarea de acumulación informativa principia desde que despierta. Desayuna con no menos de 200 páginas de noticias del mundo entero. Durante el día le hacen llegar informaciones urgentes donde esté, calcula que cada día tiene que leer unos 50 documentos, a eso hay que agregar los informes de los servicios oficiales y de sus visitantes y todo cuanto pueda interesar a su curiosidad infinita.

Las respuestas tienen que ser exactas, pues es capaz de descubrir la mínima contradicción de una frase casual. Otra fuente de vital información son los libros. Es un lector voraz. Nadie se explica cómo le alcanza el tiempo ni de qué método se sirve para leer tanto y con tanta rapidez, aunque él insiste en que no tiene ninguno en especial. Muchas veces se ha llevado un libro en la madrugada y a la mañana siguiente lo comenta. Lee el inglés pero no lo habla. Prefiere leer en castellano y a cualquier hora está dispuesto a leer un papel con letra que le caiga en las manos. Es lector habitual de temas económicos e históricos. Es un buen lector de literatura y la sigue con atención.

Tiene la costumbre de los interrogatorios rápidos. Preguntas sucesivas que él hace en ráfagas instantáneas hasta descubrir el por qué del por qué del por qué final. Cuando un visitante de América Latina le dio un dato apresurado sobre el consumo de arroz de sus compatriotas, él hizo sus cálculos mentales y dijo: Qué raro, que cada uno se come cuatro libras de arroz al día. Su táctica maestra es preguntar sobre cosas que sabe, para confirmar sus datos. Y en algunos casos para medir el calibre de su interlocutor, y tratarlo en consecuencia.

No pierde ocasión de informarse. Durante la guerra de Angola describió una batalla con tal minuciosidad en una recepción oficial, que costó trabajo convencer a un diplomático europeo de que Fidel Castro no había participado en ella. El relato que hizo de la captura y asesinato del Che, el que hizo del asalto de la Moneda y de la muerte de Salvador Allende o el que hizo de los estragos del ciclón Flora, eran grandes reportajes hablados.

Su visión de América Latina en el porvenir, es la misma de Bolívar y Martí, una comunidad integral y autónoma, capaz de mover el destino del mundo. El país del cual sabe más después de Cuba, es Estados Unidos. Conoce a fondo la índole de su gente, sus estructuras de poder, las segundas intenciones de sus gobiernos, y esto le ha ayudado a sortear la tormenta incesante del bloqueo.

En una entrevista de varias horas, se detiene en cada tema, se aventura por sus vericuetos menos pensados sin descuidar jamás la precisión, consciente de que una sola palabra mal usada puede causar estragos irreparables. Jamás ha rehusado contestar ninguna pregunta, por provocadora que sea, ni ha perdido nunca la paciencia. Sobre los que le escamotean la verdad por no causarle más preocupaciones de las que tiene: El lo sabe. A un funcionario que lo hizo le dijo: Me ocultan verdades por no inquietarme, pero cuando por fin las descubra me moriré por la impresión de enfrentarme a tantas verdades que han dejado de decirme. Las más graves, sin embargo, son las verdades que se le ocultan para encubrir deficiencias, pues al lado de los enormes logros que sustentan la Revolución los logros políticos, científicos, deportivos, culturales, hay una incompetencia burocrática colosal que afecta a casi todos los órdenes de la vida diaria, y en especial a la felicidad doméstica.

Cuando habla con la gente de la calle, la conversación recobra la expresividad y la franqueza cruda de los afectos reales. Lo llaman: Fidel. Lo rodean sin riesgos, lo tutean, le discuten, lo contradicen, le reclaman, con un canal de transmisión inmediata por donde circula la verdad a borbotones. Es entonces que se descubre al ser humano insólito, que el resplandor de su propia imagen no deja ver. Este es el Fidel Castro que creo conocer: Un hombre de costumbres austeras e ilusiones insaciables, con una educación formal a la antigua, de palabras cautelosas y modales tenues e incapaz de concebir ninguna idea que no sea descomunal.

Sueña con que sus científicos encuentren la medicina final contra el cáncer y ha creado una política exterior de potencia mundial, en una isla 84 veces más pequeña que su enemigo principal. Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia.

Lo he oído en sus escasas horas de añoranza a la vida, evocar las cosas que hubiera podido hacer de otro modo para ganarle más tiempo a la vida. Al verlo muy abrumado por el peso de tantos destinos ajenos, le pregunté qué era lo que más quisiera hacer en este mundo, y me contestó de inmediato: pararme en una esquina.