miércoles, 26 de marzo de 2014

DE REGRESO A CASA / FERNANDO GONZÁLEZ LLORT: VIDA HECHA SÍMBOLO.

Entrevista a Fernando González Llort


Por Carlos Alberto Pérez en blogosfera cuba


Sirva esta entrevista para movilizar conciencias y evitar que los tres cubanos que aún permanecen encarcelado tengan que cumplir sus sentencias completas como  sucedió con René y Fernando.

Entrevista que le concediera Fernando González Llort, uno de los cinco cubanos que fueron condenados en los Estados Unidos, a los miembros de Blogosfera Cuba días antes del cumplimiento de su injusta condena. La entrevista si hizo posible gracias a la intermediación de René González que sirvió de enlace con su hermano de lucha.

¿Podrías mencionar las cinco palabras que más han venido a tu mente en los años de prisión injusta? Si deseas comenta alguna o todas.
Cuba, Familia, Gratitud, Lucha, Libertad.

Este 14 de febrero será el último tuyo tras las rejas sin tu Rosa. ¿Cómo piensas organizar el próximo, cuando al fin podrás pasarlo entre los brazos de tu amada?

Muchas gracias por tu pregunta que está dirigida al ámbito humano y de los sentimientos, lo cual contribuye a que los lectores nos conozcan mejor como seres humanos. Cuesta trabajo en estos momentos en que se acerca vertiginosamente la fecha de mi salida de prisión y regreso a Cuba después de tantos años de encierro, pensar en cómo quisiera organizar algo de tanta significación, pero para lo cual falta un año. Son muchas las cosas que en estos días finales en la prisión pasan por mi mente sobre la experiencias que me esperan en los próximos días, todas seguramente muy intensas.

Hay muchas incógnitas y muchos deseos por llevar a la realidad. Esto hace difícil pensar en algo que ahora se observa distante, como es el 14 de febrero del 2015. Sé que me vas a comprender aunque mi respuesta no es la que deseabas o esperabas. Pero te puedo asegurar que, teniendo un año para pensar en cómo celebrar ese día, haré todo lo que este a mi alcance para que sea uno bien especial. Eso es lo que me propongo desde ahora.

Si pudieras hablar con el presidente Barack Obama qué le dirías sobre tu caso y el de tus compañeros.

Un saludo a Iroel Sánchez. Soy un lector asiduo de sus trabajos y de otros que se publican en La Pupila Insomne, y me parece un blog de mucha calidad por el contenido de los trabajos que publica y una contribución muy importante en la batalla en el campo de las ideas y la información.

Si pudiera hablar con el presidente le pediría que como ex profesor de Derecho Constitucional mirara sin prejuicios la evidencia sobre nuestro caso y las opiniones que importantes y prestigiosos juristas norteamericanos y de otros países han emitido sobre el mismo. Que lea sin prejuicio, por ejemplo, los Amicus Briefs que se presentaron a la Corte Suprema por más de diez ganadores como el del Premio Nobel.

Le pediría que como ex activista comunitario tratara de ver de una manera desprejuiciada la realidad cubana. Estoy seguro que vería allí solucionadas muchas de las dificultades por las que trabajó para solucionar en las calles de Chicago durante su juventud. Vería los esfuerzos de nuestro pueblo por tener una sociedad cada vez más justa, y que eso era lo que defendíamos Los Cinco.

Le pediría que como político revisara la historia; esa que nos ha propuesto repetidas veces olvidar, y que vea como Cuba ha tenido que enfrentar más de 50 años de agresiones, muchas de ellas violentas, y como desde Miami se organizan estas sin ser debidamente combatidas por los organismos que deberían hacerlo. De ahí la necesidad del trabajo que Los Cinco hacíamos.

Después de ver esos tres ángulos del asunto, que llegue a sus propias conclusiones. Si logra hacerlo sin prejuicios, estoy seguro de que al siguiente día estaríamos los cuatro en La Habana junto a René.

Fernando, tuviste el honor de participar, como internacionalista, en la lucha por la independencia de Angola, que ayudó a descolonizar África y puso fin al régimen del apartheid, ¿qué experiencias puedes compartir con los blogueros cubanos respecto a esa etapa?
Sobre mi participación en Angola puedo decirte que fue una de las experiencias determinantes en mi formación. Yo era muy joven entonces, recién graduado de mi carrera universitaria con 24 años cuando tuve esa experiencia. Y coincidió que fue una etapa decisiva de la participación cubana en Angola.

Yo estuve allí entre 1987 y 1989 , cuando se desarrollaba la Batalla de Cuito Cuanavale, en donde no estuve físicamente. Pero si fui testigo del avance hacia el sur, en dirección a la frontera con Namibia, de las tropas cubanas y angolanas que se encontraban estacionadas en el suroeste.

Tuve el privilegio de ser designado a trabajar en el Estado Mayor de la Agrupación de Tropas del Sur, en Cahama, y ser testigo del espíritu de los cubanos y de los angolanos que habían sido parte de ese avance de las tropas en dirección sur, una operación que decidió la contienda y, junto a la resistencia en Cuito Cuanavale, abrió el camino al fin del conflicto, a la independencia de Namibia y, como reconoció Mandela, al fin del Apartheid en Suráfrica.

Más adelante regresé a Lubango, el punto desde donde habían salido las tropas en su movimiento al sur, donde fui parte del Grupo Operativo que allí estaba destacado, y trabajé más directamente con los compañeros de las FAPLA que tenían en esa ciudad del sur de Angola su Estado Mayor para las tropas en esa región. Fue una experiencia muy enriquecedora trabajar con ellos día a día y ser parte del espíritu de camaradería que nos imbuía a todos, del espíritu de lucha que los caracterizaba.

Fui parte del regreso honroso de nuestras tropas victoriosas y recibir el reconocimiento de nuestro pueblo al llegar al vecindario es una de las cosas más emocionantes que he vivido.

Fue muy instructivo ver a un pueblo que había sido víctima del colonialismo luchar por preservar su independencia y contribuir nosotros en ese esfuerzo, a la vez que ellos hacían el mayor esfuerzo por salir adelante. A la vez, pude constatar los efectos de siglos de colonialismo, el atraso y el subdesarrollo al que habían condenado a Angola hasta ese momento y los efectos de más de diez años de guerra impuesta desde el exterior. Aprendí más de esa experiencia que de todos los libros que pudiera haber leído hasta entonces sobre el capitalismo y los efectos del dominio colonial sobre nuestros pueblos.

Fue bonito y aleccionador ver a los angolanos resistir y esforzarse por salir adelante a la vez que brindaban su territorio a la SWAPO de Namibia que luchaba por la independencia de su país.

Respuesta sobre el tema a una entrevista anterior:

Angola fue otro hito importante en mi vida.

De los cubanos y angolanos que me rodeaban aprendí mucho. Constatar el espíritu de camaradería y solidaridad en condiciones difíciles, la sencillez de unos y otros, el esfuerzo colectivo y en equipo a pesar de las diferencias culturales. La riqueza que aportaban precisamente esas diferencias, aprender los unos de los otros.

Yo tenía entonces 24 o 25 años, pero la mayor parte de los soldados cubanos y muchos de los angolanos eran aún más jóvenes que yo. En esos dos años vi a muchos cubanos llegar a Angola con las características físicas y psicológicas de quienes aun están saliendo de la adolescencia y transformarse en hombres jóvenes, forjados por la disciplina, la responsabilidad y la conciencia revolucionaria. Yo no era ajeno a ese proceso de maduración que también se producía en mi persona.

Yo era un joven graduado de la universidad, joven de la ciudad, que creía saber mucho. Pero allí aprendí, de angolanos y cubanos, que además de instrucción que uno pueda tener hay otras cosas que tienen que ver con la formación del carácter, con la sensibilidad humana, con el espíritu solidario, que son tan o más importantes.

Ver con mis propios ojos el resultado del colonialismo. Las consecuencias para los pueblos, en este el angolano, me enseño más que todos los libros que pudiera haber estudiado. Ver el espíritu de lucha de ese pueblo y la voluntad de superar ese pasado, rechazando la agresión externa y enfrentando a las fuerzas de la contrarrevolución interna apoyadas desde el exterior, fue también una lección.

Aun cuando la prisión ha resultado una dura prueba, ¿cómo nos explicas el respeto y el reconocimiento que Los Cinco han generado en las cárceles norteamericanas? ¿Cuáles han sido las principales muestras de solidaridad de los presos en EE.UU?
El respeto y el reconocimiento que Los Cinco hemos generado en las cárceles norteamericanas lo atribuyo a una conjunción de factores. En primero lugar, las otras personas observan a un preso que es un individuo serio, que no entra en dinámicas tan típicas de la prisión que son el caldo de cultivo para los conflictos entre presos. Observan también la serenidad que uno mantiene y la madurez para aconsejar o dar un criterio a alguien que lo solicita y la discreción y la reserva cuando entra en conocimiento de alguna situación, personal de otro preso que la comparte con uno o de otro tipo. Eso va creando un criterio de respeto entre los presos hacia uno, aun sin que conozcan la naturaleza del caso nuestro.

Por otra parte, las personas que hemos retado a las autoridades en un juicio siempre son, en general, vistas con cierto respeto. Se les reconoce la actitud cuando no son muchos los que lo hacen.

Ya cuando hay cierto conocimiento, aunque no sea en detalles, del caso que nos mantiene en prisión, entonces entran a jugar otros factores que contribuyen a ese respeto al que te refieres. Ya la gente sabe, no solo que fuiste a juicio, que como te decía, por si solo genera cierto respeto, sino que eres un preso que enfrentó todo el odio que el gobierno de este país suele vertir contra quienes considera sus enemigos políticos.

Aquí entra a jugar también, y está en la base de todo, que muchas personas, aun sin conocer detalles de la historia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y sin tener casi ninguna conciencia política, por instinto, saben que Cuba se enfrenta y ha resistido, al poder del gobierno estadounidense. Ven en nosotros, pues, un reflejo de esa resistencia, somos parte de ella, nos asocian a ella, y eso genera respeto.

Todos esos factores se van juntando. Y entonces adicionas el apoyo que ven que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos alrededor del mundo. Y, aunque no conozcan los detalles, notan el correo que recibimos y que enviamos. Saben que eso significa apoyo.

Como te decía, son factores que se van juntando. Unidos, conforman una circunstancia que hace a los otros presos percibirnos como personas serias y dignas, y mostrar hacia nosotros ese respeto al que te refieres.

¿Cuánto ha influido en su resistencia los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y amigos alrededor del mundo?
Los mensajes y muestras de apoyo de los cubanos y de los amigos alrededor del mundo han tenido una influencia significativa en nuestra resistencia. No se trata de que sin ellos no se hubiera resistido. Pero sin dudas, hacen la resistencia más llevadera, más fácil. El saber que uno tiene la comprensión y el apoyo de todo un pueblo que lucha y de cientos de miles de amigos alrededor del mundo le da a uno más confianza en la victoria y aprende uno también de quienes luchan por nosotros en condiciones tan desventajosas como pueden ser las que enfrentan nuestros amigos en otros países en los que sacar adelante los temas de nuestro caso requiere mucho esfuerzo, iniciativa y perseverancia.

Por otra parte, el recibir tantos mensajes de solidaridad y apoyo también tiene una repercusión práctica, concreta. Ya me referí en la respuesta anterior a un ángulo de esa repercusión, pero también las autoridades de la prisión, y muchos otros presos, llegan a conocer quiénes somos y el apoyo que recibimos. Eso influye hasta cierto punto en el cuidado que aplican ante ciertas circunstancias en el tratamiento que nos dan, sin que eso implique que recibamos ningún tratamiento diferenciado. Solo que hay cuidado en cuanto a cómo nos tratan.

Fernando, todos sabemos que los héroes cubanos son de carne y hueso, nos gustaría conocer ¿qué prefieres bailar, comer, leer o hacer en tus ratos de ocio?

Mira, prefiero bailar la música cubana, y en general, lo que se conoce como “Salsa”. No soy un gran bailador, pero me divierto. La comida preferida es la criolla. Un buen congrí con carne de cerdo y un buen plato de yuca con mojo.

En cuanto a la lectura, me gusta la historia, los temas de economía internacional, los temas de ciencia, la información política y la científica, así como la buena ficción.

En los ratos de ocio me gusta disfrutar del deporte. Tanto practicarlo como verlo por la televisión.

Cada generación tiene un papel que jugar en la Historia de su país. En la época que te correspondió, supiste ser consecuente con esto. ¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cuáles son, a tu entender, los retos actuales de la juventud cubana?

Puedo decirte que me siento satisfecho de cumplir con lo que considero mi deber y hacerlo con dignidad y con honor.

Estoy consciente de la razón histórica por la que estoy preso, se trata de castigar a Cuba y de ahí las serias injusticias cometidas en nuestro caso. Esa conciencia me proporciona serenidad y tranquilidad. Sé que estoy preso por una causa honorable y eso me permite ser un preso optimista y hasta feliz, en el sentido de la satisfacción del deber cumplido.

No me siento en capacidad de definir los retos concretos de la juventud cubana actual. Son muchos años fuera de Cuba y, aunque me mantengo informado sobre la realidad nacional, no tengo el contacto sistemático con esta que creo sería necesario para hacer tal valoración y ofrecer una opinión. En general, me parece que los jóvenes deben prepararse lo mejor posible en el ámbito de los conocimientos pero también, y fundamentalmente, en el ámbito de los valores, para hacer el mayor aporte posible hoy y en el futuro a dar continuidad a la obra de la Revolución, en un mundo cada vez más complejo y lleno de retos y peligros. El conocimiento profundo de la historia de nuestro país y de las tradiciones de lucha de nuestro pueblo es fundamental en ese sentido, en mi opinión.

De todo este tiempo en prisión, cuál ha sido el  (o los) libros que más le han impactado, los que mejor recuerda?

Hay dos libros que me han impactado más que ningún otro, aunque hay muchos que han sido muy interesantes. El primero de ellos lo leí por primera vez al comenzar a servir mi sentencia y es el libro de Cintio Vitier “Ese Sol del Mundo Moral”. Un libro que todo cubano debería leer por la interesantísima interpretación de la historia de Cuba que se hace en el mismo y el exquisito estilo literario que caracteriza la obra de Cintio, en mi opinión, el ensayista cubano más profundo de los que he leído.

El segundo libro al que hago referencia lo he leído casi al terminar de cumplir mi sentencia porque es de reciente aparición y espero que en el futuro cercano pueda ser traducido al español porque también creo que todo cubano debería leerlo. Se titula “Visions of Freedom. Havana, Washington, Pretoria, and the Struggle for Southern Africa, 1976-1991. Es un libro de un académico norteamericano que se llama Piero Gleijeses. Profesor de la Universidad John Hopkins.

El había escrito ya un primer libro sobre la participación cubana en Angola y ahora, después de 15 años de investigación y acceso a documentos nunca antes publicados, ha escrito lo que considero una obra maestra. Siendo un libro académico, me emociono más que cualquier novela porque recoge el esfuerzo cubano en Angola hasta la victoria final. Hay largas y abundantes citas de documentos desclasificados por Cuba, incluidas transcripciones de reuniones en las que se tomaron decisiones trascendentales y decisivas, reuniones de la más alta dirección del país, del Comandante en Jefe, de altos mandos políticos y militares, tanto de conversaciones entre ellos como con sus contrapartes angolanas y soviéticas de entonces.

Y lo que transpira en el libro y el autor lo captura muy bien en base a las fuentes documentales no solo cubanas sino también estadounidenses, surafricanas y de otros países, es la política exterior de principios de la Revolución cubana, su altruismo, el de nuestro pueblo, la firmeza en los principios y la delicadeza y el respeto con que se trataron cada una de las contradicciones que se presentaron en los anos de misión internacionalista cubana en Angola, a la vez que se mantenía la independencia de criterios y se defendía con firmeza las opiniones políticas y militares de Cuba sobre cómo actuar. Opiniones que a la postre fueron las que predominaron y solucionaron el conflicto.

Cuando uno lee el libro se llena de orgullo de ser cubano y de ser revolucionario, de la dirección de la Revolución, y de haber sido parte de ese esfuerzo internacionalista.

Fernando: El heroísmo para muchos solo es cosa de las películas de Hollywood o los libros de historia. ¿Se ve Fernando a sí mismo como un héroe?

Yo no me veo como un héroe. Yo simplemente hice y he hecho lo que estoy seguro que millones de cubanos habrían hecho. Yo lo que puedo decir es que, en todo caso, yo fui privilegiado con la oportunidad de hacer lo que millones hubieran deseado tener la oportunidad de hacer, y ante una circunstancia adversa, un momento definitorio, asumí una posición que creo que está acorde con la historia de nuestro pueblo, su espíritu de lucha y de resistencia. Y esos valores inculcados que nos llegan a través de la historia de luchas de nuestro pueblo son los que llevamos en nuestros corazones la inmensa mayoría de los cubanos, no solo nosotros cinco. Por eso digo que lo que nosotros podamos haber hecho lo harían millones de cubanos al igual que lo hicimos nosotros. Por eso la Revolución está ahí y continúa adelante.

¿Qué te ha aportado la música y como la has vivido desde allá dentro? ¿Qué evolución destacas y cuales son para vos los logros de la revolución cubana en la música de hoy?
Con respecto a la música estoy desactualizado, especialmente en cuanto a la música que se hace hoy en Cuba. Durante la mayor parte de mi tiempo en prisión no he tenido acceso a música cubana. En el ultimo año y medio he tenido un acceso a ella parcial y limitado a la música producida en nuestro país hace quince o veinte años, nada más reciente que eso. No puedo, por tanto, hacer comentario alguno sobre la evolución de la música en nuestro país. No me puedo referir a lo que en tu pregunta defines como “la música de hoy”.

Si te puedo decir, en referencia a la otra parte de tu pregunta, que escuchar la música, sobretodo la nuestra, aunque no sea la actual, a lo cual he tenido acceso como te decía en el último año y medio, es transportarme mentalmente a Cuba, recordar las amistades, mi juventud, recordar la ciudad en la que he vivido toda mi vida, la cultura cubana, etc. Son momentos en que, como decimos en la prisión “nos vamos en un viaje”.

¿Cuál es el principal reto que tiene el movimiento de solidaridad internacional en la causa de los Cinco y en qué acciones debemos enfatizar todo el esfuerzo?
Yo trato de ser muy cuidadoso al emitir una opinión sobre el movimiento de solidaridad internacional y mucho más tratándose de identificar cual es el trabajo que creemos que hay que hacer. En primer lugar, ese movimiento es un esfuerzo de ellos y no dirigido por nosotros cinco. Además, son personas que hacen un gran esfuerzo, con pocos recursos y sobreponiéndose a muchas dificultades. A ellos le debemos mucho y siento una gratitud inmensa hacia todos los que forman parte de ese movimiento.

Aclarado eso, me parece que el reto principal, y no estoy descubriendo nada nuevo en esto, es conocido por quienes conforman el movimiento de solidaridad, se puede identificar de la siguiente manera: llegar cada vez con más insistencia a los círculos en los que se toman las decisiones políticas, fundamentalmente en Estados Unidos.

Si revisamos la historia veremos que en las luchas sociales y en casos de injusticia, las autoridades norteamericanas solo han tomado las decisiones favorables a esas causas cuando ha sido conveniente políticamente para ellas, o cuando el costo de mantener la situación ha sido mayor que el de corregirla. El movimiento de solidaridad internacional, conformado por personas con experiencia en las luchas por otros temas de justicia, en tratar de cambiar ciertas condiciones sociales, conoce muy bien esto. La cuestión es como llegar a que esas sean las condiciones, a que, por ejemplo, el costo político de mantener a nuestros hermanos en prisión supere a lo que la autoridades políticamente consideran el beneficio de no liberarlos. La movilización de conciencias en esa dirección, el trabajo para educar a sectores políticos y hacer que se sienta con más fuerza aun la demanda de liberación de nuestros hermanos, de que se haga palpable para los centros de toma de decisión el costo político de no hacerlo, me parece que es el reto principal del movimiento de solidaridad.

Repito, es algo que nuestros amigos conocen. No digo nada nuevo. El reto está en cómo lograrlo cuando no se trata de personas con influencia política o con recursos económicos para lograr esa influencia política de la manera que funcionan las cosas en este país. Y sé muy bien que los amigos están constantemente ideando como mejorar el trabajo y cómo hacerlo más efectivo. Apoyar el evento de Londres a inicios de marzo y la jornada “Cinco días por Los Cinco” en junio, precisamente en la capital estadounidense, serian formas concretas de contribuir a lograr ese objetivo.

¿Qué le diría a los jóvenes, como actores imprescindibles en esta lucha?
Los jóvenes, con su iniciativa y su energía, con su entusiasmo y su capacidad de comunicación con otros jóvenes, con su dominio de las nuevas tecnologías de la comunicación, pueden y deben jugar un rol fundamental en esta lucha.

Hay trabajo de base, en las comunidades, educando sobre el caso, o contactando oficiales electos (en el caso de Estados Unidos) para el cual se requiere de tiempo, de energías, en las que la juventud puede hacer una contribución fundamental.

El uso de Twitter, Facebook, y otros medios digitales de comunicación con iniciativa, es otro campo en el que la juventud puede aportar mucho. Tanto la juventud norteamericana, o de otros países, como la cubana de las formas en que le sea factible y con los recursos a sus disposición. La capacidad creadora de la juventud, con mensajes y códigos correspondientes a las formas de comunicación de las nuevas generaciones puede contribuir mucho a hacer llegar la verdad de nuestro caso a cientos de miles de jóvenes en todo el mundo que no conocen del caso, o también para hacer llegar a oficiales electos ( otra vez me refiero a Estados Unidos) el mensaje con la petición de nuestra liberación o elementos de interés sobre el caso.

Yo les diría a los jóvenes que se sumen con entusiasmo y con dedicación a la lucha. Sin ellos, se haría mucho más difícil lograr los objetivos.

¿Qué o que cosas le ayudaron a cumplir su sanción íntegramente sin doblegar sus principios? Si tiene alguna anécdota o “consigna” (hablo de elemento de reafirmación) que le ayudó en este empeño.

El elemento principal que me ayuda a cumplir la condena sin doblegar los principios es la conciencia de que defendemos una causa justa. Esa conciencia confiere serenidad y comprensión de la situación personal por dura que sea. Permite poner en contexto nuestra situación y lo que sucede. Sabemos que lo que se castiga, o lo que se pretende castigar en nosotros es a Cuba por la herejía de tratar de construir una sociedad justa y hacerlo muy a pesar de la hostilidad del país más poderoso del planeta que no acaba de aceptar la idea de que Cuba es un país independiente y soberano. Esa comprensión nos permite darle poner en perspectiva histórica a la situación personal por la que pasamos y asumirla con honor y con dignidad. Permite tener una visión más abarcadora, un cuadro más general, sobre qué representa nuestro caso en un proceso histórico más amplio de hostilidad de las autoridades de Estados Unidos hacia la Revolución cubana. Y sin pretender considerarnos símbolos de nada, espero que la lección que saquen las autoridades norteamericanas es que así como no pudieron doblegarnos a nosotros cinco, no podrán nunca destruir la Revolución.

Los principios no los hubiéramos doblegado nunca, como se comprobó durante los años iníciales aún en el más absoluto aislamiento, y sé que tampoco nuestros hermanos que permanecen en prisión doblegarán sus principios aún en las más difíciles condiciones. No obstante, la solidaridad y el apoyo que recibimos tanto del pueblo cubano como de tantos amigos y amigas alrededor del mundo, hacen más llevadero el cumplimiento de la condena. A la vez, se convierte en un compromiso para nosotros. Un compromiso de resistencia y de lucha.

¿Qué ha significado para usted su amistad con Oscar López Rivera?
Yo tuve el privilegio de compartir algo más de cuatro años de mi encarcelamiento con Oscar. Él es una persona de principios a la cual respeto y admiro. Fue con su ayuda, por ejemplo, con quien di los primeros pasos en el dibujo. El lleva muchos años pintando, y me ayudó mucho cuando decidí introducirme en el dibujo.

Es una persona de la cual aprendí muchas cosas. Él tiene la experiencia de las luchas en Estados Unidos en los años 60 y 70. Vivió la experiencia de Viet Nam, y antes de eso, de la emigración boricua a Estados Unidos en los años 50 del siglo pasado donde enfrentaron la pobreza y la discriminación racial. Hay una parte de la historia de Estados Unidos de la cual no se habla en los libros de texto: la de las luchas de grupos revolucionarios de afroamericanos, de Chicanos, de puertorriqueños y hasta de anglosajones. Grupos que enfrentaron la represión más feroz del sistema. La década del 70 del siglo pasado fue muy activa para esos grupos. Oscar conoce mucho de las luchas en esa época y a través de él pude conocer de experiencias, pude leer libros escritos por participantes en aquellas luchas. Hay, por ejemplo, presos políticos afroamericanos que llevan más de cuarenta años en prisión como resultado de aquellas luchas y son prácticamente desconocidos por sus propias comunidades.

Con él también conversé mucho sobre Puerto Rico y la realidad de esa Isla colonia de Estados Unidos en pleno siglo XXI.

El lleva más de treinta años preso y ha sido verdaderamente maltratado, sobretodo en sus primeras dos décadas en prisión, por las autoridades que vertieron sobre él todo el odio que que suelen verter sobre aquellos a quienes considera sus enemigos políticos. Así que de la realidad de la prisión también aprendí de él.

Es una persona bien informada, ideológicamente bien definida, con la cual pude sostener conversaciones sobre la realidad política del país, sobre la actualidad, sobre la historia, etc, que de otra manera no hubiera tenido la oportunidad de tener pues lo que predomina en la prisión es la apatía sobre esos temas, la desinformación y la falta de conciencia.

Oscar es un gran ser humano e hizo más productivo en cuanto a mi preparación y mi educación, mi paso por la prisión.

A él le deseo lo mejor, y que la lucha de su pueblo y de los amigos que le apoyan conduzca a su libertad. Aunque bien sé que él está dispuesto a hacer el sacrificio que sea necesario y lo asume con ecuanimidad, con dignidad y con honor. Pero se merece ser libre y disfrutar de sus hermanas, de su hija y de su nieta, así como de su pueblo. Un abrazo para él.

¿Qué piensa hacer a su llegada a la isla?
Lo principal a mi regreso, en los primeros momentos y días, será disfrutar de mi familia y compartir con Rosa Aurora, de los cuales he estado separado por tantos años. Saludar a los familiares de mis hermanos, compartir con amigos a quienes no veo hace tanto tiempo y tratar de llenarme de la isla, de la vida a la que estamos acostumbrados y que tanto extraño, bañarme en el mar si el clima lo permite, caminar La Habana. Después habrá tiempo para planificar otras cosas, esas son las de los momentos más inmediatos a mi regreso.


En términos más generales, en cuanto al futuro, unirme a la lucha por el regreso de mis otros hermanos y tratar de contribuir a esta de la mejor manera posible.

La cara del encuentro con este país


Por Nyliam Vázquez García

Ha sido un día muy agotador, pero está feliz. Como siempre, ha hecho mil planes, pero no siente que ha adelantado mucho: cobró la jubilación, conversó con varias personas, esperó a Juventud Rebelde para un diálogo. ¡Ha sido un día!, dice al abrir la puerta.

De todas formas, como siempre, puede con todo; no solo porque es una guerrera, sino porque acaba de regresar de ver a su hijo en la prisión de Safford, Arizona, y su hijo está de buen ánimo, y ese detalle para una madre se convierte en fuerza renovadora. Fue una visita diferente.

Por primera vez en 15 años, Magali González Llort mira el almanaque y descuenta el tiempo con esperanzas de que ciertamente quede poco. Aún no se sabe cómo será ese día, ni los siguientes; cuándo por fin podrá ver a Fernando en Cuba, pero ella se muere de ganas de abrazarlo de verdad y no regida por las reglas de los carceleros; ponerle el brazo por encima, tocarlo a su antojo.

Fernando González Llort cumplirá íntegramente su condena el 27 de febrero de 2014.  Su disciplina, como la de los Cinco, ha sido intachable, ni una sola queja, ni un solo reporte disciplinario en ninguna de las prisiones por las que ha transitado desde que el 12 de septiembre de 1998 fuera arrestado en Miami, junto a Gerardo, René, Antonio y Ramón. Ha sido un ejemplo y, por eso, en vez de los 17 años y 9 meses, previstos en la resentencia de 2009, a partir de la reducción de condena por buen comportamiento que reciben los presos federales, Fernando habrá pagado injustamente por haber evitado actos terroristas, con 15 años, cinco meses y 15 días de su vida.

Todavía no se sabe cómo será su salida, el tiempo que tardará el proceso de deportación.

Solo una cosa es cierta: el hijo de Magali, el hermano de Marta y Lourdes, el esposo de Rosa Aurora, habrá cumplido la condena impuesta a finales de mes. Más allá del proceso de deportación, la fecha que se avecina coloca a la familia en una perspectiva nueva. Podría ser que sentarse todos alrededor de la mesa no sea más un sueño recurrente.

En la estratósfera
El apartamento de Magali en la Víbora será de las tantas novedades que Fernando encontrará a su regreso. A pesar de su trabajo, estuvo al tanto de la permuta que quería hacer su madre para que él pudiera vivir independiente. Pero demoró demasiado y se dio cuando a él y a sus hermanos ya los habían arrestado en Miami. Magali lleva más de una década viviendo en ese barrio, pero su hijo apenas lo conoce por fotos. Ahora mismo, esta mujer que hemos visto de un lado a otro defendiendo la libertad de los Cinco, no encuentra ni un par de vasos en su cocina para ofrecer agua.

«Estoy en la estratósfera», confiesa y se le ve el brillo feliz, el miedo agazapado, porque la incertidumbre acecha como una espada de Damocles. Sin embargo, se le nota la energía después de sopesar, como solo saben las madres, el ánimo de Fernando en los últimos días de este enero.

«Estaba con gripe, había estado con fiebre el día anterior. Había bastante frío. Tenía puesto dos pulóveres de mangas debajo y la camisa del uniforme que usan allí», es lo primero que comenta y enseguida salta para lo que la tiene flotando.

«Con muy buen ánimo, porque dice que esta visita lo hacía ponerse en la realidad de que ya estaba para salir, que le quedaban pocos días…», confiesa.

Para ella y sus hijas —Marta y Lourdes la acompañaron— también este encuentro con Fernando tenía un sabor especial.

«Eso fue... imagínate, pensar que esa sería la última vez que nos íbamos a tener que encontrar en esa situación… uno se da cuenta de que a nosotros y a él lo tratan con bastante respeto y no hemos tenido problema, siempre hemos sido disciplinados, tratando de no crearle conflictos. Él, como siempre, recordando lo habido y por haber; toda la historia de su vida, de fulanita si vive aquí, si menganito sigue viviendo allá, porque sigue la huella de todo el mundo…», cuenta Magali y el brillo en sus ojos es contagioso.

«Con ustedes aquí yo me siento que voy a salir», dijo Fernando, quien tal vez frente a los suyos se dejó llevar por esa idea feliz, aunque él está preparado para cualquier cosa. De hecho, le contó a su familia que fueron otros presos quienes lo pusieron sobre aviso con las cuentas. «Oye, Cuba, te quedan 31 días…», «Oye, Cuba, te quedan 28», le dicen al pasar.  Él trata de no pensar e intenta seguir su rutina, pero con su familia allí no pudo contenerse y hablaron de muchas cosas sin poder evitar el tono de resumen, de recapitulación de lo que han sido los últimos 15 años.

«Nos alegramos de ver que aunque tenía mucha tos, no tenía fiebre. Ahora está esperando la visita del abogado que tiene conocimiento de la situación migratoria, para que lo oriente de cómo puede ser la salida, porque para todos nosotros y para él esa es una interrogante. Desconoce para dónde lo llevarían, qué tiempo tendría que permanecer ahí para el regreso, pero estaba contento de que esa fuera la última visita que tendríamos que hacer allí», comenta Magali.

Dice la madre que se la pasaron dándose consejos los unos a los otros para estos días. Ella sabe el hijo que tiene, pero no puede evitar, cuando pone la cabeza en la almohada, pensar en que Fernando está en una cárcel, y en una cárcel siempre está en peligro.

«Él tiene bien puestos los pies en el piso y trata de no buscarse ningún problema, nosotros nos damos cuenta de que hay cierto respeto hacia él, creo que se lo ha ganado con su comportamiento, su disciplina…», asegura.

Cuando pregunto qué le contó sobre las más pequeñas de la familia…

«Él está loco por conocer a sus sobrinas-nietas. Vio unas fotos que le mandó Laura, su sobrina; pero está loco, por conocerlas. Fernando dejó de ver a mi nieta cuando estaba como en la secundaria, la vio de nuevo cuando ella estaba embarazada y él estaba en la prisión de Terra Haute. Esa fue la única ocasión, y Laura es madre por segunda vez… quiere saber qué está haciendo ella, cómo se las arregla en la casa, con las dos niñas, con el círculo infantil, todo con detalles, la vida diaria, como si estuviera aquí», dice la madre y se ríe de las cosas de su hijo, ese hombre que ha envejecido en una prisión estadounidense por cometer un «delito»: salvar vidas tanto cubanas como estadounidenses.

Cuenta regresiva
Magali piensa que su hijo no mereció estos años de cárcel y recuerda que por los mismos cargos impuestos a Fernando (Agente extranjero no identificado y documentación falsa), otros en Estados Unidos fueron condenados a menores penas o devueltos a sus países de origen, incluso con acusaciones probadas aún mayores. Pero Fernando, Gerardo, Ramón Antonio y René son cubanos y fueron juzgados en Miami. Además, la verdad es que ahora ella no piensa en nada que no sea la cuenta regresiva. Quizás su hermana Lourdes tenga bloqueado por estos días ese recuerdo que la sobrecoge y todavía la hace llorar. Ese que la devuelve a su primera visita, a la soledad de las afueras de la prisión después de verlo. Vuelve a mirar alrededor, como si hoy fuera ayer, se detiene en las alambradas, los muros, los guardias y pregunta con un dolor intenso en el pecho: «¿Qué hace mi hermano aquí?». Pero, no.

La familia ahora está inmersa en la dinámica de los preparativos y hace un extra para espantar malos recuerdos. La esposa de Fernando, Rosa Aurora, lo tiene claro, porque con ella también dialogó JR.

«Han sido 15 años de mucho sufrimiento, pero nosotros hemos estado en libertad, Fernando ha estado en condiciones muy hostiles. Tiene que adaptarse a esa condición de libertad, que va a llevar un proceso psicológico importante».

Deuda
En medio del tropel de su mente, Magali no puede dejar de mencionar a todos aquellos que han tendido una mano en todos estos años. Han sido muchas personas buenas y de ello conversó con Fernando esta vez.

«No es fácil, todo el mundo está trabajando y se separan de sus familias el sábado y el domingo, los días de las visitas, para llevarnos a la cárcel», comenta, y ella sabe que son dos horas y pico de carretera y que los controles de la prisión son muy incómodos. Por otra parte, asegura, nunca sabes qué tanto puede perjudicar a un solidario el hecho de que esté apoyando, ayudando.

«Tienes que dar la marca, la chapa, el color del carro que te llevará… un grupo de datos de esas personas que te están dando solidaridad», reconoce.

«Hemos tenido suerte al conocerlos, porque no es fácil en un lugar que es tan apartado, tan gris… aquello es un desierto. Rocas, muchas montañas, pero de rocas. Muy áspero todo. Sin embargo, la gente con un corazón tremendo», comenta Magali, y por un momento vuelve al panorama desolador de Arizona, donde está la penitenciaría donde Fernando ha pasado los últimos años. Vuelve a los amigos, regresa la luz. «Tenemos muchísimo que agradecer», sentencia.

Preparativos
Las hermanas le compraron algunas cosas que creyeron él pueda necesitar, con los colores que ellas saben que le gustan. Rosa también le tiene sus detalles. Magali ya anda buscando para hacerle la yuca con mojo que hace tantos años él no come. Madre y esposa desean que haga lo que desee, una vez que llegue.

«Los planes los iremos haciendo en la medida de sus deseos, lo que él quiera hacer», apunta Rosa Aurora.

«Yo no sé qué va a pasar cuando nos encontremos… Quiero que sea él quien decida. Me da mucha alegría pensar que por primera vez él pueda pedir algo que pueda disfrutar, no añorarlo y que sea algo lejano. Yo estoy esperando nada más que llegue y me diga: Voy a la Víbora, voy para el Vedado, para Playa…», dice Magali.

De todas maneras, hay algunas cosas que parecen más o menos seguras mientras pasan los días… Tiene que adaptarse de nuevo a todo, incluso a la libertad.

«A ver cómo va a ser su inserción, porque para ellos es un cambio brusco. Está acostumbrado a caminar dos pasos y se tiene que parar si pasa alguien, a una alimentación bien distinta, a pararse ante las puertas, con horas y restricciones. Yo sé que va a ser difícil», dice su madre, sabia, como todas.

Su esposa Rosa Aurora, que a causa de su enfermedad no ha podido ver a Fernando en un año y medio, tiene su mirada azul más transparente por estos días, aunque con el susto de que puedan alargarle el abrazo. No se sabe.

«Me gustaría poder compartir tiempo juntos, porque hemos estado separados muchos años. Me gustaría poder pasear con él por La Habana, para que vea todas las cosas lindas que se han hecho en La Habana Vieja, las que se han recuperado en estos 15 años. Sé que lo va a disfrutar, a Fernando le gusta mucho esta ciudad», sigue Rosa.

Ya piensa en buscarle libros de su interés: de Historia, de Economía. Pero reserva, para cuando puedan ir juntos, de la mano, una visita por las librerías para llevarse a casa algunas de las novedades editoriales.

En prisión, Fernando tiene claro qué es lo que quiere esencialmente y se lo dijo a su madre: «Él quiere trabajar, incorporarse enseguida en el trabajo que le den».

«Está loco por empatarse con Rene, ver la gente aquí y mi casa, disfrutar el calor de la familia, porque nos sentemos a la mesa todo el mundo juntos, conocer personas, sentirse que ya está en lo suyo», continúa Magali.

Dice la esposa que René está esperando a Fernando para trabajar juntos en todo lo relativo a la campaña.

«Fernando está consciente de que esa es una de sus tareas principales: unirse a la lucha de sus tres compañeros que todavía están en prisión», asegura Rosa.

Cuando Magali comenta sobre los tres hijos que aún le quedarían en prisión, se le apaga la sonrisa.

«Con Rene, ya son dos para luchar por los tres que quedan… una situación difícil, porque uno se pone a analizar y hay que luchar mucho. A Ramón y a Tony le quedan años, pero los años pasan; Gerardo no tiene otra salida, y por eso considero que no podemos conformarnos. Tenemos que echar el resto, pero Gerardo tiene que venir también en un avión y que no tenga que cumplir esa condena. Ya bastante desgracia tuvo al no poder ver a su madre cerrar los ojos, al no poder tener hijos que pudieran disfrutar de cómo es él, de campechano, alegre…».

Con una mueca y una fuerza telúrica, Magali asegura que a ella Gerardo le preocupa sobremanera. Para las familias de los Cinco la alegría nunca va a ser completa, mientras todos no estén disfrutando del cariño de los suyos.

«Ese es otro plan de Fernando, seguir luchando porque hay que traer a los otros para acá», apunta Magali.

Con un ancla en la tierra
Mientras todos se debaten entre hacer y no hacer planes, por si surge algún imprevisto, Fernando trata de mantener la calma. Claro, ya nota que por más que se esfuerza, la mente se escapa con ciertos pensamientos. Siente que le cuesta concentrase en la lectura. Sin embargo, se impone hacer sus días normales.

«Ha mantenido sus salidas, temprano en la mañana a correr, excepto esos días de fiebre. Pero el espíritu se le veía de otra forma, no veía esta visita como una más para esperar otra, dentro de un tiempo, cuando dieran visa. Ya estaba con su cabeza aquí», dice su madre.

Ella, Magali Llort, sabe que después de este primer impacto vendrán las cosas normales: analizar, ver cómo puede ayudar, de rearmar su vida. Pero antes piensa en el momento en el que todo comienza de nuevo para su pequeña familia, el momento esperado por otras tres y que habrá que seguir en el intento de acercar, de hacer definitivo, para que cuando René y Fernando se acuesten al final del día, Adriana duerma acurrucada en los brazos de Gerardo, Ramón ande por ahí jugando a lanzarse almohadas con sus cuatro mujeres (el amor de su vida y sus tres hijas), y Tony esté abrazando a Mirta o tirando un pasillo con sus hijos o tal vez tratando de dormir al nuevo sobrino-nieto de la familia.

Magali sigue en las estratósfera, pero con un ancla en la tierra. «No quiero ni tomar refresco de cola, para que no me vaya a subir la presión en estos días». Ahora susurra. Sabe que hay que hacer las cosas muy bien, mantener la calma en lo posible y eso vale para todos. Regresa a las nubes y lo hace llevándose las manos al pecho.

«No sé cuántos latidos marcará mi corazón cuando yo lo vea bajarse de un avión, un barco o una cigüeña… (risa), no sé en qué lo traerán, pero deseo verlo llegar y ver reflejado en su cara el encuentro con este país».


Fuente: Juventud Rebelde

Dos cartas para seguir luchando


Por: Narciso Fernández Ramírez


Cuando el regreso de Fernando a la Patria se acerca, tras haber cumplido hasta el último día la injusta condena de más de 17 años, dos noticias relacionadas con colegas del periódico atrapan el interés.

Ambas tienen como protagonista a Gerardo Hernández Nordelo, sobre quien pesan dos cadenas perpetuas más 15 años por el cargo de conspiración para cometer asesinato, y a quien nunca le ha sido dado ni tan siquiera el derecho de volver a abrazar a su esposa Adriana.

Sin embargo, Gerardo, el jefe de la red Avispa, no pierde la cualidad de entusiasmarse por aficiones que incitan a cualquier cubano: el humor y la pelota, y así lo hace ver en sendas cartas.

Pepino, como le conocieran los colegas del humorismo en Cuba, incluidos los del colectivo villaclareño Melaito, acaba de responderle una misiva a Yanet, la hija de Pedro Méndez, director de la publicación más dulce del país. En ella le trasmite sus votos de pronta recuperación a nuestro Pedruco y, de paso, le envía un saludo a otro de la tropa del Melao: Martirena.


En la revista Bohemia del 6 de septiembre del pasado 2013, con la firma de uno y de otro, Gerardo vio las caricaturas dedicadas a sus hermanos de causa, conocidos mundialmente por los Cinco.

Y es que, más allá de las letras de ocasión, a Gerardo le une una relación de muchos años con la tropa de Melaito. Se remonta a la década del 80 del pasado siglo cuando el joven Nordelo, alias Pepino, incursionaba en el humorismo, campo en que ya nuestros caricaturistas constituían toda una institución en el humor gráfico cubano.

Con el tiempo aquella amistad profesional fue creciendo y convirtiéndose en admiración, hasta trasmutarse en símbolo el día en que el pueblo de Cuba conoció de su misión. En adelante, todos hemos sido testigos de la vertical conducta del hombre convertido en héroe.

Durante los largos años de encierro entre Gerardo y los melaítos villaclareños no ha dejado de fluir la comunicación postal. Otra coterránea le sirve de intermediaria, la santaclareña Carmen Aurora. Considerada por Gerardo como su segunda madre, ella le ha hecho llegar buena parte de los números del suplemento humorístico que tanto hace reír y reflexionar a los de casa. La publicación lo ha mantenido al tanto del acontecer de Villa Clara, incluso de cotidianidades domésticas como el precio de los alimentos.

A continuación, un fragmento de la misiva: «Me dio gran alegría saber que Pedro se está recuperando satisfactoriamente, y estaré siempre muy agradecido por el dibujo que me hizo --o nos hizo a los Cinco-- en medio de su recuperación. Dile que le mando un fuerte abrazo extensivo al colectivo de Melaíto. Gracias a mi amiga Carmen me mantengo al tanto de la labor creativa de mis colegas, y ya sé que los aguacates no han bajado de precio… Por cierto hace poco recibí la Bohemia del 6 de septiembre, y entre las caricaturas dedicadas a los Cinco venía una de Pedro y otra de Martirena. ¡Gracias a los dos, y al colectivo de Melaíto por su constante apoyo a nuestra lucha!».

En otro mensaje, Gerardo expresa la satisfacción que le dio leer el libro de Osvaldo Rojas Garay, Casos y cosas de la pelota, una inusual enciclopedia beisbolera en la que el colega hace brillar sus cualidades de cronista deportivo con anécdotas inusuales, coincidencias y sucesos extraordinarios, al estilo de sus Relatos interesantes, que sale al aire en el espacio La Explosión de las 12, de la CMHW.

Dirigida también a esa madre amorosa de Gerardo que es Carmen Aurora González, otro segmento de una misiva, leída en la última peña La Casa como un Árbol:

«Estos últimos meses han sido tremendos por acá, al trabajo legal y demás ocupaciones de siempre se han sumado varios problemas en la prisión y no salimos de un castigo cerrados en la celda para entrar en otro. Pero en uno de esos encierros me llegó su libro Casos y cosas de la pelota, de Osvaldo Rojas Garay y lo pude disfrutar con calma. Me gustó mucho y además aprendí mucho también. Rojas Garay hizo un excelente trabajo. Se lo he prestado a varias personas aquí».


Cartas llenas de aliento que sirven de acicate para luchar por el regreso de este gran cubano que es Gerardo. Más estímulo para que, más pronto que tarde, esté con los suyos, con nosotros, ese hombre especial, que al igual que Martí, no ha aprendido nunca a odiar, ni ha dejado de sonreír.